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Separadores de dedos para pies: el "milagro" que no recomiendan ni podólogos ni fisioterapeutas

Separadores de dedos para pies: el "milagro" que no recomiendan ni podólogos ni fisioterapeutas

"El tema de los separadores es muy fuerte cada vez que me los veis. Me los pongo siempre para entrenar y estar por casa, me dan más estabilidad y me ayudan a que el pie y los dedos vuelvan a su forma natural. Previene juanetes, dedos en garra, uñas encarnadas...". Este mensaje en concreto es de Cristina Pedroche, pero solo es uno de los muchos que se ven en las redes sociales sobre los separadores de dedos de los pies.

Una de las páginas que vende este artilugio habla de los siguientes beneficios: "Favorecen la expansión natural de los dedos, lo que puede contribuir a una sensación de mayor, movilidad y estabilidad durante la actividad física y en tu día a día. También pueden ayudar a mejorar la sensación de soporte y fortalecer la musculatura intrínseca del pie, optimizando el bienestar en tus rutinas de autocuidado".

Sin embargo, hay profesionales que no están de acuerdo con dichas utilidades. Es el caso de Pedro Rubio Montoro, portavoz del Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas, conoce bien la anatomía de los dedos, ya que comenzó en 1998 a impartir la asignatura de fisioterapia del pie en la universidad y pasa consulta en su propia clínica. "Se habla en exceso sobre el exceso de obra y milagro de los separadores, pero no tienen una grandísima utilidad. Sirven para generar un mínimo confort momentáneo cuando llevas todo el día con el pie apretado".

"Alguien que ya está orientado profesionalmente y está haciendo un ejercicio concreto que conlleva la separación de dedos y no lo consigue aprender, ahí pueden tener un punto de acción puntual y transitoria, pero muy entrecomillado", continúa.

Foto: Calzado 'barefoot'. (A. M.)

Preguntado sobre si es una moda, el experto piensa que sí, y añade que se incrementó "exponencialmente" a raíz de la aparición del calzado minimalista. "Si recomendaría divulgar a toda la población un zapato con tendencia minimalista, que, por ejemplo, tenga cierta forma en la puntera, pero no los separadores. El poder de la moda es tan absoluto que obliga a ser ridículo por miedo de parecerlo y este hábito implica la salud", indica.

Igualmente, hace una diferenciación entre los separadores del primer y segundo dedo y los que se ponen en los cinco. "Hay muy poca evidencia científica y los estudios que hay solamente analizan los del primer dedo", explica. "La divulgación que llega desde redes es de gente con el conocimiento muy justo del tema y eso genera más confusión que la ausencia de información", sigue.

Foto: Núria Forteza en su vídeo de TikTok (@nuriaforteza)

Respecto a cuándo aparecieron, confiesa que llevan presentes toda la vida: "Hay culturas que lo han usado de materiales metálicos o de madera. Solo hay que recordar a las abuelas, que se colocaban esponjas entre los dedos porque ya tenían deformidades a causa del calzado y les aliviaban las rozaduras. Lo que entendemos por los separadores de dedos que se han puesto de moda en la actualidad, diría que a partir de los 2000 se empezaron a extender, ya que salieron distintas marcas. Esto implica que la propia gente que lo divulga también tienen un interés comercial, no nos engañemos. El problema es que no debería pasar por encima de la salud poblacional".

De hecho, opina que el mayor riesgo del artilugio es la desinformación. "Seguimos una tendencia en la que todos tenemos que añadir cosas a nuestro cuerpo y patologizar nunca es bueno. Por no hablar de la paradoja del propio sistema: queremos dar libertad a los dedos utilizando una cosa que impide su movimiento. Los dedos tienen comportamientos muy diferentes, la presión no es homogénea, depende del ejercicio que estés realizando o del ciclo de la marcha", reseña.

"Los separadores genéricos de dedos, en mi opinión, tienen poco o nulo efecto terapéutico"

No es el único punto del que se queja: "Se dice que tiene un beneficio a nivel vascular cuando gran parte del retorno venoso del pie está basado en la capacidad de movimiento de los dedos. Más bien genera un efecto de torniquete porque no hay un gran tallaje, no será capaz de adaptarse a dedos pequeños, largos o gordos. Separar los dedos no significa que lo haga de la forma correcta".

Por su parte, Víctor Alfaro Santafé, podólogo y profesor de biomecánica y podología, comenta a El Confidencial que los podólogos ofrecen como parte de sus tratamientos los separadores de dedos personalizados: "Deben hacerse a medida y habitualmente no están destinados a separar todos los dedos, sino a actuar en determinados espacios interdigitales cuando hay ciertas patologías como los juanetes (para evitar el roce entre primer y segundo dedo) o los helomas interdigitales. Este tipo de ortesis de silicona debe de estar hecha por un profesional".

"Los separadores genéricos de dedos, en mi opinión, tienen poco o nulo efecto terapéutico. De hecho, la mayor parte de ellos se comercializa sin ningún tipo de control sanitario. Es un elemento que la mayor parte de podólogos, ni ningún otro profesional que sea experto en la marcha humana, recomendemos a nuestros pacientes de forma habitual", manifiesta. "Se usan desde hace mucho tiempo en el mundo de la estética para separar los dedos para pintar las uñas, uso para el que lógicamente puede tener sentido. El problema es pensar que ese elemento genérico va a mejorar problemas de salud en los pies", narra.

Foto: Neus Moya, en una imagen reciente. (Cedida)

De este modo, recalca que "no tienen efectos beneficiosos en el pie". "Positivo es calzarse con una horma adecuada y liberar los pies de vez en cuando para realizar ciertas actividades descalzos en un entorno protegido. Así se puede mejorar la musculatura intrínseca del pie y la movilidad de los dedos".

Acerca de la mejora de los comúnmente llamados juanetes, dice que se deben corregir mediante la realización de ejercicios específicos y el uso en determinadas ocasiones de una plantilla personalizada que "mejore la distribución de cargas en el pie para evitar su avance". Para finalizar, ofrece un consejo: "Si alguien usa un separador y ve que alguno de sus dedos se pone blanquecino o pierde sensibilidad, tiene que retirarlos de inmediato".

El Confidencial

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